La estrategia de marketing post-terremoto de las empresas chilenas
Si bien el reciente terremoto y posterior tsunami han sumergido a Chile en una profunda crisis, la catástrofe se ha convertido en un verdadero trampolín para que las empresas se acerquen estratégicamente a la ciudadanía afectada, utilizando un despliegue comunicacional pocas veces visto en el país. “Se trata de un fenómeno comunicacional nuevo”, dice Cristián Leporati, profesor de Marketing y director de la Escuela de Publicidad. Leporati señala que en el terremoto de 1985 -que tuvo una intensidad de 7,8 grados en la escala de Richter afectando al centro y sur de Chile- las empresas lanzaron al mercado masivas campañas de marketing y de apoyo social, en medio de la tragedia, tal y como está ocurriendo ahora.
Y es que desde el primer día tras el desastre, las compañías salieron a escena para estrenar numerosos spots publicitarios a través de la radio, la prensa escrita y, sobre todo, la televisión. Esta situación bien merece un reconocimiento, opina Rodrigo Uribe, director del Magister en Marketing de la Universidad de Chile, “dado que la industria publicitaria reaccionó rápidamente, con campañas muy efectistas y sencillas, y donde se distinguen claramente dos etapas”.
En la primera fase inmediatamente posterior al terremoto, señala, las empresas se centraron en destacar la confianza en la marca, “enfatizando su responsabilidad y compromiso social con Chile y sus clientes, apoyándose también mucho en el uso de símbolos patrios y en formas concretas de ayuda del tipo 1+1”. En estas últimas, por ejemplo, el cliente compra un paquete de arroz como donación para los afectados por el terremoto y la marca dona otro igual para los damnificados.
La segunda etapa de arremetida comunicacional se produce justo ahora, semanas después del terremoto. En esta fase, las empresas comienzan a promover nuevos productos, que apuntan a paliar las consecuencias de la catástrofe. El sector bancario, por ejemplo, está ofreciendo créditos hipotecarios con tasas de interés más bajas, créditos de consumo a tasa preferencial y períodos de no pago de deudas vigentes por hasta seis meses.
Eduardo Torres, profesor de Marketing de la Universidad de Chile, señala además que los mensajes de esta segunda fase están “cargados de una elevada cuota de emocionalidad, donde las empresas se muestran como entidades preocupadas por sus clientes, generando una percepción de benevolencia en la opinión pública”.
Fuente: http://www.wharton.universia.net
PZM
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